2015년 7월 10일 금요일

El Espíritu de Verdad, el Consolador y Pastor Prometido

El Espíritu de Verdad, el Consolador y Pastor Prometido



Referencia Principal: Jn 16:8-15, Jn 14:26

¿Cuál es la relación entre el Espíritu de verdad, el Consolador, y el pastor prometido?

“Verdad” es la palabra de Dios (Jn 17:17), el “espíritu santo” se refiere al espíritu que es santo, “el Consolador” se refiere a un maestro que protege con gracia, y “el pastor prometido” es el pastor quien es prometido (profetizado) con antelación antes de que Dios lleve a cabo el cumplimiento.

Como está escrito, ambos el Espíritu de verdad y el pastor prometido son entidades que van a aparecer en el futuro como profetizó Jesús. El pastor prometido quien habla en el nombre de Jesús es la entidad con la que todos los santos deben llegar a conocer en el tiempo apropiado.

Jesús, el pastor prometido en la Primera Venida, fue el Abogado quien habló en el nombre de Dios (1Jn 2:1, Abogado = Consolador). Fue porque Dios vino a Jesús y se volvió uno con él, es que Jesús vino cmo Consolador y Abogado (Jn 1:32, Jn 10:30-39). La razón de ello se ve en las palabras de Jesús: “Yo he venido al mundo como la luz, y yo he venido en el nombre de mi Padre” (Jn 12:46, Jn 5:43).

Así como Dios habló a través a Moisés y no directamente a los Israelitas (Ex 20:18-21), igualmente Él vino y habló a través de Jesús (Jn 14:24) quien por su parte vino de acuerdo a las palabras del Antiguo Testamento (Is 19:1). En esta cuenta, Jesús fue el Consolador y Abogado quien habla en el nombre de Dios.

Jesús pregunto a Dios por otro Consolador (Jn 14:16-17),  así que Dios envió al Espíritu de verdad. Porque el Espíritu de verdad mora en la persona (Jn 14:17) y habla a través de la persona (pastor prometido), es el pastor prometido quien se vuelve el Consolador y abogado. Esta lógica se ve en la primera venida cuando Dios también moró dentro de Jesús y Jesús habló la palabra de Dios en Su nombre y fue el Consolador enviado por Dios.  De la misma manera, el pastor prometido se vuelve el Consolador, el otro Consolador enviado por Jesús (Jn 14:16).

El Consolador, el Espíritu de verdad, vino en el nombre de Jesús (Jn 14:26). Jesús vino en el nombre de Dios (Jn 5:43), y Juan el Bautista vino en el nombre de Elías (Mt 11: 10, 14; Lc 1:17). Jesús dijo que cualquiera quien lo ve a él, ha visto al Padre (Jn 14:8-10). ¿Está mal que el pastor que es uno con el Espíritu de verdad, el Consolador, se refiera a sí mismo como el Consolador? ¿No es este pastor el que está junto al Espíritu de verdad? ¿Ellos juntos no son el maestro que protege con gracia? Respondan a esto. Si no, entonces por esta lógica, Jesús, con quien mora Dios, no puede ser el Consolador o el Abogado. El Espíritu de verdad, quien se ha vuelto uno con el pastor prometido, y el pastor quien habla en nombre de Jesús, se vuelven ambos Consoladore. Como está escrito en Juan 16:8-15, el Consolador enseña lo que él oye de Jesús. Todo lo que pertenece a Jesús es del Padre. Esta es la razón por la que el pastor, el Consolador quien vino en el nombre de Jesús, no es Jesús. Él es solo un pastor quien habla las cosas recibidas de Jesús.
Sin ninguna excepción, cada persona religiosa (creyente) debe de ser guiado por el espíritu Santo. Si uno no es guiado por el espíritu Santo, entonces uno permanece en la carne. Los discípulos quienes estuvieron junto con Jesús y fueron enseñados por él durante tres años, tuvieron la orden de testificar después de haber recibido al espíritu Santo (Hch 1: 4-8). Esta es la razón que Juan el Bautista dijo que él bautiza con agua pero el que viene después de él bautiza por el espíritu Santo (Mt 3:11, Lc 3:16). Por eso, estar junto al espíritu Santo y no al espíritu maligno indica que uno es un creyente del Nuevo Testamento. El espíritu Santo de Dios, la Palabra desde el principio, es uno con Dios, y nosotros creemos que somos uno con Dios.

El pastor prometido quien se une al Espíritu de verdad, el Consolador, es el maestro quien protege la congregación con gracia. Él es el pastor quien derrama gracia sobre ellos. Cualquiera que no tiene al Espíritu de verdad, el Consolador dentro, técnicamente no puede ser considerado como un creyente de Dios aunque clame tener una vida de camino de fe. ¿Cómo es que uno puede tener cualquiera conexión con Dios si no tiene el espíritu de Dios morando dentro?

Los creyentes guiados por el espíritu Santo pueden trabajar mientras tienen fe en el espíritu Santo. En cada era, el espíritu de Dios trabajaba junto al pastor prometido, fue así con Jesús y sus discípulos. De la misma manera, está el pastor prometido en los tiempos del cumplimiento de Apocalipsis. Dios, el reino de los cielos, Jesús, y los espíritus quienes murieron en Jesús vienen al pastor prometido (Ap 3:12). Porque ha vencido, el pastor prometido recibe la autoridad para juzgar (piedrecita blanca), el alimento que da la vida eterna (maná escondido), la vara de hierro que gobierna a todas las naciones (Ap 2:17, 26-27). Él también se sienta en el trono con Dios y Jesús. Jesús le dio de comer el libro abierto del cielo a través del ángel, diciendo, “Debe de profetizar de nuevo” (Ap 10). Por lo tanto, este pastor es el verdadero pastor prometido. El Nuevo Testamento habla sobre estas promesas y nos dice que creamos en ellas. ¿Usted cree en esto?

En los tiempos de Apocalipsis, el tiempo del fin del mundo, se refiere al fin de las iglesias tradicionales que han existido hasta hoy. En este tiempo, no hay salvación para quienes siguen a los pastores de sus propias iglesias, sino para aquellos que creen en el pastor prometido y actúan de acuerdo a su voluntad. Ellos pueden ser salvos. Aquellos que entiendan el significado detrás de los Cuatro Evangelios y el libro de Apocalipsis dirán lo mismo. Podemos creer en el Nuevo Testamento (Nuevo Pacto) al entender el significado dentro. Es con el entendimiento que llega la fe. La fe es conocer las identidaes de las tres entidades del Apocalipsis- los traidores, destructores, y salvador- y aquellos que están junto al salvador. Solamente cuando uno pertenece al salvador puede recibir la salvación.

Como está escrito en Apocalipsis 3:12, venir al vencedor, aquel que tiene escrito el nombre de Dios, el nombre d ela ciudad santa, la nueva Jerusalén y el nombre nuevo de Jesús, es venir al reino de los cielos. También significa venir hacia Dios y Jesús.¿Pueden creer esto? Aquellos que crean en ello van a recibir la salvación. ¡Amen!



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