2015년 7월 10일 금요일

Los Apóstatas, los Destructores y el Salvador

Los Apóstatas, los Destructores y el Salvador



Referencia Principal: 2 Ts 2:1-12 (Mt 24, Ap 13, Jn 5:24-29)

             ¿Quiénes son los apóstatas? ¿A quién traicionan y por qué traicionan? ¿A quién destruyeron los destructores? ¿ A quiénes, de quién y de donde salva el Salvador?

             La Biblia dice que hay dos tipos de dioses: un Dios verdadero (Jn 17:3) y un dios falso (2 Tes 2:4, Eze 28). Un creyente que tiene el conocimiento de la Biblia (Os 4:6) puede distinguir entre el Dios verdadero y el Dios falso, examinando sus acciones (Mt 7:15-27).

            Como está escrito en Judas, los apóstatas son los miembros de la congregación que pertenecían a Dios, pero como Adán, son engañados por las palabras del pastor que pertenece al dios falso (serpiente). Ellos creen esas palabras y siguen al falso pastor. Así como la palabra “traición” o “Beh-doh” dice (Beh: espalda, Doh: el camino), se los llama apóstatas porque dieron la espalda a la Palabra de Dios y lo dejaron. Quien no entiende la palabra sabrá dónde pertenece. Todas las iglesias no son iguales, y todos los pastores no son iguales. No puede recibir salvación simplemente asistiendo a una iglesia. La Biblia explica que la iglesia prometida y el pastor prometido de Dios nos guiarán a la salvación.
             Los destructores son llamados “destructores” porque destruyeron a alguien. Los destructores son mencionados en la Biblia, en Mateo 24 y Apocalipsis 13, y son aquellos que destruyeron al pueblo y al reino de Dios. El reino, templo y pueblo de Dios en el Antiguo y Nuevo Testamento son llamados Judá y Jerusalén. Quien los destruyó fue Babilonia, el reino y morada de los demonios (Ap 18). Fue la serpiente quien engaño a Adán (Gen 3:1), y el pastor que gobernó en el santo templo de Jerusalén fue también la serpiente (Mt 23:33). Esta serpiente es el dragón también conocido como Satanás y el diablo (Ap 12:9, 20:2).
             Existen el espíritu de Dios y el espíritu de Satanás. La persona se convierte en el hogar del espíritu cuando entra dentro (1 Cor 3:9). Esto significa que se convertiría en el pastor que habla en nombre de ese espíritu. Por lo tanto, las palabras habladas por el pastor son las palabras habladas por el espíritu. Creyendo y aceptando las palabras del espíritu es aceptar a ese espíritu (Jn 10:35).
             Aquellos que destruyeron el templo del tabernáculo de Dios en Mateo 24 y Apocalipsis 13 fueron el grupo del dragón: las siete cabezas y diez cuernos, los pastores del dragón (serpientes). La serpiente fue uno de los animales salvajes que Dios había creado, pero en Ezequiel 28, él quería ser como Dios y finalmente apostató. Tratar de subyugar las criaturas de Dios y ponerlos bajo la autoridad de otro ser que no es Dios, es como hacerlos apostatar. Esta es la destrucción del pueblo de Dios.
             Debido a esta realidad, guerras han estado ocurriendo en el mundo físico y en el mundo espiritual. En estas guerras hay aquellos que son victoriosos y aquellos que son derrotados. Deuteronomio 28 dice que aquellos que son derrotados perderán todo lo que tienen y huirán, mientras que aquellos que son victoriosos mantendrán todo. Por esta razón las palabras, “vencer” y “derrotado” aparecen en el Apocalipsis, el libro que habla de la obra final de Dios (Ap 12). Dios también advierte a su pueblo siete veces en Apocalipsis que deben vencer y ser victoriosos y promete darles bendiciones si es que vencen (Ap 2, 3).
             El apóstol Pablo instruyó a los fieles en 2 Tesalonicenses capítulo 2 para que no se dejen mover fácilmente ni alarmarse, diciéndoles que nuestro Señor Jesucristo, el Salvador, no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición. Si nos fijamos en Mateo 24 en el Nuevo Testamento o en todos los eventos de Apocalipsis, primero está la obra del engaño. Entonces el pueblo elegido es destruido por los enemigos porque apostatan contra Dios, y es sólo entonces que el Señor viene y rescata a su pueblo destruído y capturado por los enemigos (Ap 17:14, Ap 18:4-5). Esta es la obra de salvación.
             Estos acontecimientos mencionados anteriormente son la obra de apostasía, destrucción y salvación registrados en los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento y en el Apocalipsis. Porque estas profecías ciertamente se cumplirán (Is 14:24), no debemos añadir o quitar a la Palabra. Uno no será capaz de recibir salvación si no entiende el significado de esta Palabra. En cambio, caerá en las pruebas y tentaciones, se pondrá del lado de los enemigos y obstruirá el trabajo de la salvación (Mt 24:9-11).
             Personas creerán y confiarán en la denominación que se auto-profesa como ortodoxa (en verdad, no es ortodoxia sino una denominación tradicional), pero el fin del siglo o el fin del mundo en la Biblia se refiere al fin de las denominaciones autoproclamadas como ortodoxas. Apocalipsis 13 y 18 dicen que todas las naciones han caído debido al vino de fornicación de Satanás. Este es el fin del mundo donde todas las naciones, es decir, todo el mundo de la religión (cristianismo), se ha convertido en la posesión de Satanás.
             2 Tesalonicenses capítulo 2, dice que el salvador viene después de la apostasía y destrucción. Esto es similar a la Primera Venida (Mt 11:11-13, Mt 23, Lc 16:16, Lc 17:22-30). Destrucción habla del fin del cristianismo, el cielo anterior. Algunos realizarán las acciones de apostasía como se profetizó, mientras que algunos otros destruirán como se profetizó. Sin embargo, el salvador vendrá después de estas acciones de apostasía y destrucción y llevará a cabo el trabajo de salvación según las profecías. Por lo tanto, aquellos que verdaderamente entiendan las palabras registradas en el Nuevo Testamento reconocerán por estas acciones a aquellos que son los apóstatas, aquellos que los hicieron apostatar y aquellos que los destruyeron (destructores)
Porque ellos saben de dónde viene el salvador y en qué forma salva los cautivos (como se profetizó), reconocerán al salvador cuando él aparezca.
             Cuando Jesús llegó a Jerusalén en la Primera Venida, los destructores ya habían conquistado a Jerusalén. En Juan 5:24-29, aquellos que escucharon las palabras de testimonio de Jesús y salieron de Jerusalén, la tumba y la casa de la muerte (Mt 23:27) resucitaron y salieron de la muerte a la vida. De la misma manera, Babilonia es reino del dragón donde el pueblo escogido de Dios ha sido capturado. Es el hogar de la muerte como está escrito en Apocalipsis 17 y 18. Aquellos que son rescatados de Babilonia han salido de la muerte a la vida, es decir sus espíritus muertos experimentaron la resucitación de vida. Este es el trabajo que realiza el salvador. Por lo tanto, la razón por cual las personas son ciegas, la razón las personas que leen las palabras del pacto en la Biblia no entienden su significado, es porque sus espíritus han muerto. Aquellos que entiendan saldrán de la muerte a la vida.
             Estos son los eventos que se llevan a cabo en el fin del siglo y estas son las promesas del Apocalipsis.
             Todo aquel que quiera salvarse en el fin del siglo debe creer y seguir estas palabras de la promesa, no a los pastores de sus propias iglesias.
             Razonemos juntos, entendamos la verdad y demos gracias a Dios. Amén.

Referencia: http://cafe.daum.net/scjschool/E3qZ/690


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