Referencia Principal: Gn 2, Ez 37
Dios, Creador de los cielos y la tierra creó al hombre (Adán) del polvo de la tierra y le dio el ‘hálito de vida,’ el hombre se volvió un espíritu vivo y Dios caminó junto a él, hablándole también.
En Ezequiel capítulo 37 existen huesos como el polvo de la tierra. El Hijo del Hombre profetizó la palabra de Dios y los huesos comenzaron a moverse, tendones y carne subió sobre ellos y tuvieron piel. Sin embargo, dentro de ellos no había el hálito de vida. Es por ello que profetizó al espíritu y dijo: “espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos y vivirán.” Al hacerlo, el hálito de vida entró dentro de ellos y salieron de sus sepulturas y vivieron y estuvieron sobre sus pies. Dios le dio Su Espíritu a todos que salieron vivos y Su Espíritu habitó junto a estas personas.
Vamos a organizar las palabras que están arriba. Se habla de huesos y de hálito de vida. Aunque los huesos tengan carne, deben tener el hálito de vida y aunque tengan el hálito de vida y caminen, el Espíritu de Dios debe estar dentro para guiar a la cuerpo físico, la carne.
Una persona con hálito de vida y Dios (Espíritu) es una persona viva y es una persona que está junto a Dios. Mientras que una persona sin el hálito de vida y Dios (Espíritu) es una persona muerta y es una persona que sólo tiene la carne.
Dentro del cuerpo físico (casa) de una persona está el hálito de vida y dios (espíritu) y tiene el alma. El alma ayuda al cuerpo físico y el espíritu ayuda al alma. El espíritu puede irse y también puede entrar dentro de uno. Es decir que el espíritu pueder ir y venir. El alma está junto al hálito de vida y el cuerpo físico (carne) y cuando el cuerpo físico muere el alma también se va. El hálito de vida no es el espíritu ni el alma, si no que da vida al cuerpo físico y es la vitalidad. En el momento en que se agota el hálito de vida la carne, o sea la casa se derrumba (muere) el espíritu y el alma ya no pueden habitar en la persona y por ello se van. Es entonces que el espíritu se va al cielo y el alma se va a la tierra. Aunque el espíritu y el ama sean inmortales, la carne es corruptible y vuelve a ser polvo.
Existen dos clases de espíritu y dos clases de alma, porque hay dos clases de semillas (semilla de Dios y semilla el diablo)
Cuando el alma permanece dentro de una persona, aun cuando el espíritu sale de la carne durante los sueños, esa persona continúa respirando y sigue viva. Lo único es que no puede hablar. En Génesis capítulo 1 cuando Dios creó al hombre dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.” Cuando el espíritu dentro de la persona sale, su apariencia es la misma de su cuerpo físico (carne) y la ropa que usa es igual y el mundo que ve es igual. Sin embargo aunque vaya miles a cientos de miles de kilómetros, no existe una cognición de tiempo y distancia con la carne. La carne y espíritu dentro son uno. Cuando el espíritu se va y la persona que está soñando se agita, el espíritu vuelve a la carne. Es por eso que entre la carne y el espíritu no existe tiempo ni distancia.
Cuando su espíritu vuelve, la persona que se despertó después de dormir, vio en sus sueños muchas cosas que ocurrieron muy lejos y se encontró con personas, participando en cosas divertidas. Sin embargo, la carne estuvo dentro de las cobijas en su cuarto y el ser que salió y volvió es el espíritu que está junto a este cuerpo físico. Es por eso que cuando el espíritu vuelve a la carne, se puede recordar los eventos que ocurrieron cuando el espíritu estuvo fuera. Sin embargo no es la carne que recuerdo lo visto y oído si no que es el espíritu dentro de esta carne. Esto es porque es el espíritu que está junto a la carne que ve estas cosas y no la carne misma.
En los tiempos de la primera venida de Jesús, Jerusalén estuvo controlado por la serpiente o los fariseos que eran el árbol del conocimiento del bien y del mal, matando así el hálito de vida que recibieron de Dios. Las personas que pasaron de la muerte a la vida, es decir vinieron al árbol de la vida que es Jesús recibieron el hálito de vida (vida) y así es como los muertos llegaron a la resurreción de vida (Mt 5:25-29). A ellos se les dio el espíritu de vida y el espíritu de Dios (Espíritu Santo) (Hch 2:1-4).
En la última obra de Dios, en los tiempos del cumplimiento del Apocalipsis, vemos que en capítulo 6 de Apocalipsis se recibe el juicio y la destrucción y en los capítulos 8, 9, 12 mueren 1/3, 1/3, 1/3 de las personas. Esta es la destrucción. Cuando mueren, ¿qué clase de muerte experimentan? La muerte de estas personas es aquella donde se muere el espíritu que reciben de Dios y queda sólo la carne. Como está escrito en Ezequiel 37 y Juan 5 ellos también pueden recibir el hálito de vida para volver a vivir y recibir el espíritu de Dios.
Por su crímen y pecado, Dios abandonó a Adán y Eva, sus espíritus murieron y el resultado fue que volvieron a ser polvo de la tierra.
En los tiempos del Apocalipsis, cuando las personas cuyos espíritus murieron reciben la palabra abierta o sea el hálito de vida y al espíritu de Dios, vuelven a vivir. Este hálito de vida que vuelve a dar vida es el maná escondido que se recibe en Apocalipsis 2 y es la palabra abierta, el hálito de Apocalipsis capítulo 10.
El agua de la vida eterna que trae el hombre que han sido escogido por los cielos, es decir el pastor prometido, es el alimento que los pueblos del mundo deben comer. Por ello oro para que vengan al pastor prometido y reciban la bendición más grande que el universo, la vida.
Referencia: http://cafe.daum.net/scjschool/E3qZ/682
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